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sábado, 23 de diciembre de 2017

Cultura, subcultura y deporte


Conversación entre los pensadores Manuel Cruz, Cesar Rendueles y Daniel Innerarity para hablar de las sociedades de hoy. Borja Hermoso. El País, 26 de noviembre de 2016. P. 26 / Cultura. 

Lectures sugestives 1931
Cuando yo estudiaba la carrera de educación física, allá por los años setenta, vivíamos en un estado fascista y la práctica profesional, en esta materia, estaba altamente politizada y devaluada. Ya se intuía la muerte del dictador y, para que la educación física y el deporte superaran esa realidad, necesitábamos valores y conocimientos esencialmente indiscutibles.

En ese empeño nos enfrentábamos a dos cuestiones de las que dependía el prestigio de nuestra carrera. Las preguntas eran: ¿Es el deporte cultura? ¿Existe una praxis científica propia del deporte? No entraremos en las razones de antes ni en las de ahora. Para ver las de antes propongo al lector curioso que indague en la bibliografía de José María Cagigal, cuáles eran los argumentos que estaban en discusión.
Lectures sugestives 1931

Hacía mucho que no leía nada sobre estos dilemas. Ahora el deporte y la educación física son una carrera universitaria, por lo que se supone que aquellas dos preguntas se han resuelto afirmativamente: el arraigo cultural y el cuerpo científico propio. Aunque mi sensación después de haber pasado por estas facultades es que el cuerpo científico que se cultiva no es propio y que la cultura deportiva se ha sustituido por el comercio y el espectáculo.

No las de los deportistas, son otras miradas las que detectan el valor cultural del deporte y nos ofrecen razones para que pensemos cual es el papel que juega. Ese es el caso de este artículo que protagonizan tres filósofos.

viernes, 15 de diciembre de 2017

Vania Escenas de la vida y de la educación física.

Vania, escenas de la vida. De Chéjov. Dir. Àlex Rigola

Antes de entrar, no sé por qué, estábamos hablando de los ejercicios físicos que hacen los actores para prepararse y constituyen el entrenamiento del actor. Y cuando entramos al cajón en el que se representaba la obra, allí estaban Ariadna Gil, Irene Escolar, Gonzalo Cunill y Luis Bermejo intentando mantener en alto un globo impulsándolo con la cabeza. Dije a María José que eso era un ejercicio típico de entrenamiento de actor, pero no hablamos más porque ya estábamos en nuestras localidades y, aunque la obra no había empezado, la presencia de los actores induce al silencio.

Empezaron a hablar y que bellas voces y que texto tan bonito. Qué bien construido el discurso y que bien dicho. Pero poco a poco, unos actores más que otros, empezaron a bajar el tono de voz y, a pesar de la proximidad en aquel cajón, que nos habían avisado que podía ser claustrofóbico, ya no les oíamos bien. Previsor y sordo, saqué del bolsillo unos audífonos y la voz volvió a mí. Aún así a veces… casi que no oía. Pensaba en lo mal que lo estaría pasando mi amigo que tampoco oye bien. Luego vi que mucha gente no se enteraba y se distraía. Para todos era un consuelo cuando hablaba Ariadna Gil que, sin perder la intimidad ni la melancolía del discurso, se hacía oír sin artificios.

Golpear un globo con la cabeza te obliga a mirar al objeto de tu atención, mantener la espalda recta y la cabeza erguida si quieres impulsarlo hacia arriba y tener conciencia de dónde está el compañero para cumplir con el objetivo compartido de que no caiga al suelo. Si se hace mientras se recita un texto, un diálogo, te obliga a unificar el objetivo espacial con el discurso, tal vez con una emoción. Se le puede dotar de más sentidos a ese ejercicio tan simple. Es un buen ejercicio que ayuda a mejorar la presencia del actor en escena. Si intentas impulsar el globo con el aliento te ayuda a proyectar la voz.
A lo que íbamos, no se oía bien y, por mucho que alguna vanguardia parezca decir lo contrario, eso no puede ser bueno.

martes, 5 de diciembre de 2017

La educación física de Joaquín Achúcarro

El piano y la calistenia 

 Orquesta Nacional de España. 25 de noviembre de 2017. Dir. Pedro Halffter Caro. Piano Joaquín Achúcarro.

Gimnasia de las profesiones. Dr. Sainbraun
Salió al escenario cojeando, un poco encogido y se sentó en su banco como si no encontrara la postura. Luego empezó el concierto para piano en sol mayor de Ravel.

Creo que el primer uso que hice de la razón fue para que me gustara la música, pues bien, desde que tengo uso de razón musical, supe de Joaquín Achúcarro. Virtud de mi madre, que tenía la tendencia a admirar a los artistas y a los científicos, y aunque seguramente nunca lo había escuchado, de alguna manera debía saber que era prodigio desde niño y si venía al caso lo nombraba. El caso es que forma parte de mi vida de la manera vaga con que se incorpora a la memoria a quien solamente se escucha de y de quien se oye hablar.

Pues bien, ahora, cuando él tiene ochenta y cinco años y yo sesenta y siete hemos coincidido en el Auditorio de Música de Madrid. Empezó el concierto y, por razones que tienen que ver con la emoción y la belleza que no me resultaría fácil explicar, me olvidé de todo. Dejé caer la mirada sobre el pianista. Desde mi localidad no se ve el movimiento virtuoso de las manos, ni falta que hace; nunca me fijé en la mecánica que agita la emoción. Ya sé que cuesta mucho entrenamiento mover los dedos con esa agilidad, pero no es eso lo que voy a admirar a un concierto. Sus brazos y sus manos parecían conectar los sonidos de toda la orquesta con su cuerpo, que se agitaba compacto, sin intención expresiva, como sacudido por descargas eléctricas. Creí que podía caerse de tan inestable que era su equilibrio.

Entonces empecé a pensar en la corporeidad, la conciencia corporal o la educación física de los pianistas; de los pianistas buenos. Tuve algunas ideas tópicas: la misión del cuerpo será no entorpecer la expresión que se intenta. Puesto en positivo sería que el cuerpo facilite el flujo de las ideas. Deberían amar su cuerpo, permitirle que se exprese, no reprimirle, pensé. Con esto tuve bastante porque puede intuirse que no es poca la complejidad de las ideas.
Todo lo demás, sobre su educación física lo dice él y lo he leído en dos entrevistas: una de cuando tenía ochenta años y otra de este año, con ochenta y cinco.
  
“…tocar el piano, además de la enorme concentración mental que requiere, es un hecho muscular y que, por tanto, hay que tener los músculos preparados…” Luego hace alusión al dolor y las lesiones.
“…el sonido tiene sus leyes y el cuerpo tiene las suyas, y se trata de conjugarlas sin castigar los músculos.”

Joaquín Achúcarro muestra sensibilidad al deporte y, a veces, habla de él como algo ajeno a su ejercicio profesional y próximo a la idea de superación personal que se atribuye a la competición deportiva: (“Nado y monto en bici… subo pendientes del ocho y el diez por ciento todavía”) y, si no fuera músico, dice que tal vez fuera buzo, piloto o tener una relación grande con el mar.

Es consciente de que el deporte que hace tiene un valor instrumental que le permite seguir tocando a los ochenta y cinco años: “No puedo dejarlo: lo tendré que dejar en algún momento, pero de momento continúo; intento estar en buena forma, ser avaro con mis energías para gastarlas en el momento oportuno”. Entiende que esta actitud es aplicable a la vida.
Terminó el Concierto para la mano izquierda de Ravel y con la última nota se puso en pie de un bote, como si hubiera accionado un resorte en su banco, y casi se come al estirado Pedro Halffter.

sábado, 11 de noviembre de 2017

El deporte ICON. Un ecosistema de lujo y consumo


El deporte fue el mirlo blanco del futuro de la humanidad a principios del siglo XX. El espíritu deportivo contenía todas las promesas de la relación saludable entre las personas y de estas con el humanismo y la inteligencia. Stefan Zweig lo expresaba muy bien. Pero el deporte también tenía un enorme potencial como mercancía. Adivinen cuál de las dos tendencias ha ganado.

Yo me entretengo en observar como hablan del deporte quienes no tienen intereses deportivos. Últimamente he encontrado referencias al deporte en ICON, que es una revista que se regala cuando se compra el diario El País.

Al abrir al azar la revista, por la página 83, me encontré un anuncio de la SER, con un hípster o barbudo atildado y un texto que decía “Un gol es como un orgasmo”. En letra muy pequeñita decía Creo en el fútbol. Creo en carrusel. Pensé que quien había escrito eso no sabía nada de goles ni de orgasmos. Por otra parte la fotografía de un hombre solo con gesto de placer sugiere más una paja que sexo compartido. Por ahí tal vez se entienda: un gol que mete otro es como hacerse una paja, algo aburrido o un recurso de la frustración. En cualquier caso, hombres y masturbaciones podría ser una buena imagen de la pasión por el fútbol.

Me pregunté si habría más alusiones al deporte y rastreé página a página el contenido de esta revista que promociona el consumo y el lujo.
No me resulta sencillo definir la revista, así que describiré alguna de sus características. Tiene casi doscientas páginas en buen papel. Editar esto debe ser muy caro, así que tiene muchísimos anuncios y por eso te la dan gratis. Ya he señalado el subtítulo con el que definen el contenido: Hombres y estilos. No dice mucho. Te queda más claro si te fijas en que, antes de que haya un solo texto, hay páginas completas con anuncios de colonias, coches, relojes, gafas y zapatos. De marcas como: Armani, Prada, Gucci, Dolce Gabana, Breitling, TagHeuer.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Lumière, comienza la aventura y el deporte

El cine y el deporte nacieron al tiempo. Lumière, comienza la aventura 

En este blog intento reflejar las miradas que sobre el deporte, contado como la crónica de una época, encuentro en la literatura y en otras formas narrativas de expresión.

Esta vez ha sido en el cine. Thierry Frémaux en Lumière. Comienza la aventura  recoge las primeras filmaciones (entre 1895 y 1905) de los hermanos Lumière, los inventores del cine. Es la exposición escueta de un centenar de películas (de las más de mil que hicieron) agrupadas por el tema de su contenido, que reflejan la sociedad de principios del siglo XX. Durante la proyección, un narrador va glosando los contenidos, la habilidad, el sentido artístico y la trascendencia para el futuro del cine de los recursos utilizados. En la selección de las películas (de cincuenta segundos cada una) hay un criterio cinematográfico sobre el acierto de los encuadres, la calidad de la óptica, el enfoque y el movimiento de la cámara. La película es muy amena e incluso te hace reír en algunos momentos.

Pero a lo que vamos es a la aparición de los juegos y deportes en las filmaciones. Al hablar de Lion, que es la ciudad donde viven los Lumière, aparece la petanca como juego divertido que lo juegan señores trajeados de aspecto grave que saltan y gesticulan como niños. También un impagable documento sobre unos chicos jugando a las canicas. Deporte fundamental. Olímpico debía ser con más razón que los vídeo juegos ¿Se sigue jugando a las canicas?

sábado, 21 de octubre de 2017

Deporte, mujer, Iberdrola y la Constitución

Deporte, mujer, Iberdrola y la Constitución

Las televisiones de los gimnasios no tienen sonido y lo que dicen quienes hablan se ve en unos rótulos. Eso es una buena idea porque así pueden poner música hortera que acompañe tu esfuerzo. A mí me da igual, casi me viene bien, porque estoy bastante sordo y la música apenas la oigo pero sin embargo me entero de lo que pasa en la tele. Viene al caso que el otro día había un hombre que no conocía haciendo un excelente discurso sobre las mujeres y la necesidad de incorporarlas al deporte. Claro, pensé, ahora que se habla tanto de cumplir la Constitución y mandan a los guardias a aporrear a los que no la cumplen, el gobierno se ha puesto manos a la obra en el cumplimiento del artículo 43.3 que dice eso de que “los poderes públicos fomentarán la…, educación física y el deporte…” y que nunca había visto que lo hicieran.

Según iba avanzando el discurso se iba imponiendo en la pantalla el fondo del escenario del conferenciante: IBERDROLA, IBERDROLA, IBERDROLA… ¡Ah! Caí de un burro (o de una excéntrica, que es donde estaba subido). Quien muestra tanto afán en el deporte femenino no es el Estado sino la empresa que ilumina mi casa (mi mujer también, que quede claro).

Me pasé de la excéntrica a la cinta de correr, esa que como il treno, nei mei pensieri all’incontrario va (Celentano dixit). No miran por la gente, si miraran por la gente dedicarían sus ganancias a la investigación para abaratar la factura de la luz, no dejarían sin corriente a los pobres y no se apoderarían de la energía solar.

Como la lucha con la cinta que corre en dirección contraria a la mía no me permitía tomar apuntes sobre la marcha,

domingo, 8 de octubre de 2017

Gerard Piqué, otro futbolista

Futbolistas de Izquierdas... y de derechas
 
De vez en cuando no es una lectura sino un hecho o un ambiente determinado el que te lleva a pensar en la presencia del deporte en el día a día. En esta ocasión, como no podía ser de otra manera, el tema es el de Cataluña y la actitud de Gerard Piqué.

Se dice del deporte que es bueno para superar las diferencias entre las personas y los grupos sociales, pero no es así. Los insultos y los pitidos a este futbolista que, piensa diferente y juega al nivel que el mejor, dejan claro que no importa lo que te esfuerces si tu pensamiento político se sale del carril.

Es evidente que la mayor parte de la afición futbolística es especialmente cerril y que no entiende del juego otra cosa que ganar a toda costa y humillar al contrario, si se puede. Y si no pueden entender el valor del esfuerzo en un juego, ni imagino que entenderán de justicia social, de libertad, de igualdad, democracia… 

A lo que iba es a esto de las nacionalidades y el fútbol. No crean que es un erial el fútbol en materia de nacionalismos e independentismos. Sin ir más lejos José María Belausteguigotia Landaluce (Belauste), militante del Partido Nacionalista Vasco, es el autor del gol que en la olimpiada de Amberes de 1920, dio origen, a su pesar, al esperpento de la Furia Española deportiva, tan querida y manoseada en la dictadura.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Las Troyanas y "las guerreras"

La insalvable distancia de las mujeres con la guerra... y el deporte.

Ahora las mujeres sí que hacen deporte y, a los equipos de mujeres triunfadoras, les llaman “las guerreras”  invocando la odiosa asimilación del deporte a la guerra que las hizo esclavas.

Voy a ir al teatro para ver Las Troyanas, de Eurípides. La versión de Alberto Conejero dirigida por Carme Portaceli.

Una coalición de aqueos destruye Troya (siglos XII o XI a.C.). Ha costado años en los que los guerreros han protagonizado batallas, más o menos gratas a los dioses, de las que se ufanan por el honor y la virtud en su desempeño. La razón de la guerra: el rapto de Helena, una mujer bella a la que su marido deja al cuidado de Paris para irse a otra guerra.

Los dioses, Poseidón y Atenea, enfadados por algún desaire, hacen naufragar las naves de los griegos cuando, terminada la guerra, vuelven a casa.  Salvan la de Odiseo (Ulises), pero dificultan su vuelta a casa con mil peripecias.

La guerra de Troya y las aventuras de Ulises, contadas como verdades patrióticas y didácticas, corrieron de boca en boca durante siglos en Grecia y, el bardo Homero, que sabía escribir, los recogió en La Iliada y La Odisea. Se dice, y me parece verosímil, que el origen de las Olimpiadas son las representaciones teatrales de la heroicidad de los griegos en Troya convertida en competición (el agón).



Luego, en el siglo V a.C. Eurípides, tal vez con la intención de desmitificar tanta tontería olímpica y heroica, relata las consecuencias, las catástrofes colaterales de aquella guerra. Las mujeres de Troya, una vez que sus maridos han perdido la guerra, han perdido a sus compañeros y, lo que es más doloroso, a sus hijos. Ellas serán esclavas, enterradas en vida o muertas.

martes, 29 de agosto de 2017

El deporte en La Regenta

Devaneos mudos, gimnásticos, callaba, forcejeaba con deleite...


Otro pelo nos luciría si desde aquellos años en que se escribió La Regenta hubiéramos atendido a la denuncia de la bárbara discriminación de la mujer y del abuso de quienes continúan en el poder.

Fui a Oviedo y pensé que La Regenta sería una buena guía para pasear. La leí hace mucho y tenía mejores referencias que recuerdos de la novela de Clarín. No pensé que iba a apasionarme tanto.

Tampoco esperaba encontrar tantas referencia al contenido de este blog: Deportes y Diversiones; y de ellas voy a dar cuenta, haciendo alusión a los ejercicios corporales (cap. 28) que nombra y que nos recuerdan las diversiones y los juegos que, años después, en 1910, servirían a Erik Satie de inspiración para las composiciones multimedia que dan nombre a este blog.

A lo largo de la Regenta se nombran: El columpio, los baños en el mar, los paseos, las regatas, la caza, la pesca, el baile, los paseos, el flirt, el pic-nic, el teatro. No siempre Leopoldo Alas les da el mismo sentido que Satie, pero no falta el sentido erótico y juguetón de su práctica. Por ejemplo, La Gallinita Ciega de Satie (Busque señorita, quien le ama está a dos pasos) no aparece en La Regenta, pero se describe El Cachipote (cap. 28) que provoca el roce, tomarse de la mano sin querer, correr alocadamente levantando las faldas y mostrando los tobillos.

Gimnástica del bello sexo 1827
No debíamos seguir sin poner en contexto esta obra. La Regenta se publica en 1884 y “retrata la vida de una capital de provincia española en el último tercio del siglo XIX” (tomado de la contraportada de la edición que he leído). La sociedad que retrata tiene que ver con la aristocracia y la alta burguesía. Hay pocas incursiones, aunque sabrosas, en el pueblo llano (muy divertida descripción del juego “zurriagame la melunga”, cap. 14, y muy interesante el estudio enlazado) o la incipiente clase media (que irrumpe en el paseo del Espolón desplazando a la aristocracia, cap. 14).

En esta época la gimnasia ya no es una extraña en la sociedad española, pero no tiene nada que ver con la difusión que alcanzaría.

martes, 25 de julio de 2017

Corrupción en el deporte. La transición y Rafael Cortés Elvira

Poder admirar a los deportistas sin sentir vergüenza

Un ejercicio de cinismo
Últimamente no es raro ver aireadas noticias de conductas deportivas positivas: juego limpio, solidaridad, inclusión o simplemente de sentido común, difundidas con alcance nacional. Imagínense cuál debe ser el tamaño de podredumbre en el deporte para tener que convertir lo razonable en noticia. La honradez en la práctica deportiva se ha convertido en “el hombre que muerde al perro” que, por ser lo contrario de lo frecuente, “que el perro muerda al hombre”, es noticia.

Para quienes amamos el deporte (otro diferente al más comercial) nos encontramos ante la esquizofrenia de alegrarnos por la conducta plausible y la tristeza por la excepcionalidad. Y. sobre todo, por la certeza de que la difusión de estas noticias suponen una cortina de humo sobre “la corrupción masiva e impune de las estructuras deportivas y la sociedad narcotizada” que lava la cara con el recordatorio puntual de los valores sociales del deporte.

La frase anterior la he construido parafraseando un artículo de Ignacio Varela. Esta es la buena noticia, que algunas personas (no precisamente implicadas en el deporte o sus estudios universitarios), comienzan a denunciar la decrépita democracia del deporte.

Como siempre, recomiendo que se lean los artículos, aunque a mí me gustaría añadir algo a lo que dicen. No estoy totalmente de acuerdo en todo. Por ejemplo, en que el cáncer del deporte español tiene su origen en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. En ese momento España se puso al nivel de otros países occidentales en cuanto a comercialización del deporte; pero en otros sitios, las olimpiadas, no habían causado esa conmoción. Simplemente, los juegos en 1992 llegaron a una población sin educación deportiva ni física y el éxito deportivo y comercial obnubilo a una “sociedad narcotizada” que confundió la gimnasia con la magnesia, el ejercicio, al que constitucionalmente tenemos derecho, con el espectáculo y el dinero. Y así sigue sin que nadie haga nada por cambiarlo.
Porque en lo que si estoy de acuerdo es que al deporte no ha llegado la transición democrática.

miércoles, 28 de junio de 2017

Ludwig Jahn. La nacionalización de las masas


Ludwig Jahn (1778-1852). La gimnasia y el deporte conductores de masas sumisas.

La sorpresa en esta lectura parte de la aparición de Jahn (Ludwig Jahn 1778-1852) al hojear el libro.

En la historia de la educación física se trata a Ludwig Jahn como uno de los pioneros de la educación física contemporánea, sin más análisis, cuando en realidad, para quienes revisan la historia, es un puntal de la unificación alemana y sus ideas, en manos de sus sucesores, parte de la justificación de un estilo de vida fascista.

Su doctrina caló hondo en la educación física militar, en las organizaciones juveniles y en la idiosincrasia de la gimnasia educativa y en la gimnasia deportiva, en oposición a las ideas de Guts Muths, decantadas hacia los ideales de Pestalozzi.

En el capítulo sexto se desarrolla la creación, el desarrollo y la aportación de las sociedades gimnásticas a la creación de un estilo de vida. La necesaria urgencia de ese escrito me obliga a centrarme en unas pocas ideas que reproduzco literalmente:

“…los gimnastas, que en cierto sentido, fueron los pioneros de la autorrepresentación nacional alemana. El amor a la patria mediante la gimnasia…”

“Los gimnastas se consideraban el catalizador de la regeneración nacional.”

“En la historia, lo que es memorable, se renueva mediante el espectáculo del poder masculino; los honorables hechos de los antepasados se renuevan a través de la competición gimnástica. (L. Jahn)”

Las juventudes de falange educadas al aire
y al sol son la alegría de la Patria 1945
Parece antiguo, es de otra época, pero el sencillo ejercicio de cambiar gimnasia por deporte y patria por dinero o mercado nos da una lectura actualizada.

martes, 27 de junio de 2017

La gimnasia en la historia. George L. Mosse


Las sociedades gimnásticas y el estilo de vida fascista en el siglo XIX. La dignidad del deportista pasa por revisar su historia.

Dedicaré a esta lectura dos entradas del blog, porque no soy capaz de resumirlo en una.

No leo teoría ni historia del deporte o la educación física. Leo muchas cosas distintas para satisfacer mi curiosidad o mi recreo y si aparecen referencias a estos temas lo cuento en este blog. Mi última sorpresa ha sido leyendo este libro de historia (George L. Mosse. La nacionalización de las masas).
El autor, para explicar el proceso social y político que hizo del nacionalismo un movimiento de masas, recurre a la evolución de las escuelas y las sociedades gimnásticas que se implantaron en Europa durante el siglo XIX.

http://www.sgschramberg.de/geschichte.html
La tesis de este libro es que la aparición del nacional socialismo en el siglo XX, no es espontánea, sino el desarrollo, durante el siglo XIX, de un estilo de vida fascista al que las sociedades gimnasticas, las sociedades corales masculinas y las de tiro al blanco contribuyeron de forma decisiva, aportando su estética, su mística y su liturgia.

En este punto hay que decir que todo lo que no sea leer el libro completo, es correr el peligro de la imprecisión, la banalización o la consigna, por lo que seré muy prudente en lo que transcriba.

jueves, 15 de junio de 2017

Preparación física y teatro: La Respiración de Alfredo Sanzol

¿Por qué grita ese actor?


Poco después de haber preparado la entrada anterior sobre Davis Trueba, fui al teatro.

En “La Respiración” que vi en el teatro de la Abadía el 24 de junio de 2017 (Texto y dirección Alfredo Sanzol) hay un personaje que representa un “preparador físico”. No es negativo ni insultante su papel. Es un personaje que aplica sus conocimientos con un cierto rigor, si bien es verdad que cuando demuestra ejercicios se parodia su gestualidad. El tono irónico de la obra lo pide. 

La gestualidad brusca del preparador físico en La Respiración
Otra cosa son los arranques de autoritarismo militaroide que representa con gritos desaforados en los momentos más insospechados de su discurso ¿Por qué? Me imagino que es la imagen que tenemos del entrenamiento y los entrenadores. ¿Por qué no gritan los otros profesores? Yo tampoco he gritado más allá de la necesidad de hacerme oír por cuarenta niños al tiempo. No sé.

La gimnasia en David Trueba. Tierra de campos.

Un profesor de gimnasia fachoso y una profesora encantadora

David Trueba. Madrid 1969.



En su nueva novela David Trueba incluye en dos ocasiones relatos relacionados con la educación física y la gimnasia y eso es una buena noticia porque supone una cierta normalidad de la experiencia gimnástica o deportiva.

En primer lugar habla de la gimnasia en los colegios de curas. En los Salesianos de Estrecho, concretamente. Yo estudie en los de la oposición, los de Atocha. A pesar de los diecinueve años que nos llevamos D. Trueba y yo, y el sistema político en que se desarrollan las historias (yo en una dictadura y él en una democracia, supongo que alrededor de 1985) reconozco muchas de las vivencias que narra.

1970 Salesianos de Atocha. Uno soy yo.
“Todo empezó en un váter…” que nosotros también llamábamos meaderos, donde nos reuníamos a fumar. Esto es común en mi vivencia, aunque yo no fumaba. Y desde esa guarida comienza el relato de su vivencia con la gimnasia y su profesor.

“…en uno de los cubículos nos escondíamos durante la clase de gimnasia. El profesor nos obligaba a dar veinte vueltas al campo de fútbol y él las corría también, empeñado en ganar siempre”.

martes, 11 de abril de 2017

David Le Breton. Elogio del caminar. Siruela 2015 -2-

El cuerpo del caminante, las ciudades y las canciones del camino.


No se puede caminar si no se tiene cuerpo, claro. Todo lo que hacemos, lo hacemos cuerpo mediante. Al caminar sudamos, nos cansamos y mejoramos nuestra capacidad para caminar más. Todo eso es muy corporal, muy físico, pero nada de eso es el objetivo de caminar. El objetivo… allá cada uno.

Yo, como todos, cada día visto un cuerpo. Un día lo visto de vago, otros de chapuzas (pintar, arañar la tierra…), de aventurero, de playero, lujurioso, de presumir, de cansado, místico, enamorado… Y para caminar, ¿qué cuerpo utilizo? Yo creo que el mismo con el que bailo o juego. El cuerpo que canta, con el que toco cualquier instrumento musical y con el que escribo o hago garabatos. Un cuerpo que me expresa, me calma y me permite ser yo mismo, es decir, no preguntarme quien soy.

Nada de lo dicho me permite decir, sin que alguien lo discuta, que caminar sea un deporte. Las aburridas y nunca concluyentes taxonomías del deporte dirían que caminar es una actividad individual que presenta incertidumbres con uno mismo y con el medio, como el ciclismo de montaña o la escalada. Sólo que el caminante lo que consigue son certezas sobre  las dimensiones del mundo, acordes a las proporciones del cuerpo.

Nos hemos puesto renacentistas y humanistas. Eso del mundo acorde a las proporciones del cuerpo tiene ecos de las proporciones áureas de Vesalio,  de Rousseau y a la naturaleza como maestro o del mismísimo Kant cuando habla de la realidad extensa y el movimiento como modo de atraparla.
¿Qué querrá decir el anuncio ese de café con leche?

Dice David Le Bretón que “caminar es una forma de conocimiento que recuerda el significado y el precio de las cosas”. Esto, desgraciadamente, le aleja de la idea común de deporte. Qué pena que el deporte no reclame para él esta trascendencia.

jueves, 30 de marzo de 2017

David Le Breton. Elogio del caminar

El entrenamiento como camino

Dice David Le Bretón que su objetivo al escribir este libro es darse a la fuga por la escritura e intercambiar impresiones con otros. que es lo mismo que se hace al caminar. Caminar y escribir es el mismo juego y yo, a esta evasión, le llamo deporte, invocando el significado que tiene que ver con el ocio en los puertos de los marinos (de-puerto).

A lo que íbamos es al caminar y, al leer el primer párrafo de este libro, pienso que ya no se puede decir más —y quedan doscientas cincuenta páginas—.

Entre otras cosas dice que puede ser que uno vuelva de la caminata transformado “más inclinado a disfrutar del tiempo”. Y yo interpreto que se refiere a disfrutar el tiempo que uno está en el camino; más que de la meta.

Carlos Álvarez 2005

Creo que la primera vez que entendí esa idea fue cuando se la escuché a Carlos Álvarez del Villar cuando, con la disculpa de mejorar mi entrenamiento y que saltara más, me enseñaba más allá de lo que pudiera llegar saltando. Me decía que el entrenamiento, al que se dedica casi todo el tiempo del ejercicio de atleta, era la parte divertida del deporte, la de la amistad y los buenos ratos, que luego, en la competición los atletas nos volvíamos estúpidos. El entrenamiento, claro está, es el camino.

jueves, 16 de marzo de 2017

Andar no es un deporte 2. Frédéric Gros. Andar. Una filosofía.

Una sensación en el recuerdo

Frédéric Gros. Andar. Una filosofía. Taurus. 2015. Primera edición 2014


Esta segunda entrada dedicada a Frèdèric Gros es una entrada coral, si es que dos hacen coro. Me acompaña mi hermano que tomó notas de esta lectura y a ellas me ciño para sacar conclusiones sobre lo que es esto de caminar ocioso.
Quienes escriben sobre andar se preocupan de poner nombre a la marcha atendiendo  a su conclusión y finalidad: pasear, vagabundear, viajar. Frèdèric Gros se entretiene en la idea de peregrinar. Mi hermano subraya:

“El peregrino no está en su casa allí donde camina”.

La idea que compartimos es que no te vas para construir un nuevo hogar, sino para no tener nada, vivir con lo elemental; sentirte extranjero, extraño, allí donde estas. Teníamos un poco de fobia al Camino de Santiago donde es previsible la presencia del caminante, que se encuentra como en casa. Gustábamos de caminos, poco transitados, que en otro tiempo fueron caminos de carros y caminantes ajenos a la prisa o a la meta.

De los capítulos que el autor dedica a H.D: Thoreau (Walden) veo que está subrayada la idea de que

  “No hace falta ir muy lejos para andar. El verdadero sentido de la marcha no es ir hacia lo otro, sino estar al margen de de los mundos civilizados, sean los que sean”.

Más allá de la puerta de tu casa, cuando dejas lejos tu ciudad y el retorno no es una solución comienzan a pasarte cosas, sencillas, que ni te esperabas. Hablas diferente, de ocios distintos. Que es lo mismo que le pasa a quien habla contigo y por un momento rompe el hilo del día a día. Te desprendes de lo previsible, de lo que sabes y sientes la libertad de que lo dicho no formará parte de la memoria que compromete, que puede ser revisada. Si es memoria, lo es del contacto humano, historias al margen de la secuencia cotidiana. Mi hermano, callado por higiene, encontraba cargadas de sentido todas las conversaciones tenidas en el camino. Y todo esto me recuerda el libro que me ha regalado Pere “El pelegrinatge insòlit de Harold Fry, de Rachel Joyce, sobre el personaje de la novela que salió de casa para echar una carta al buzón y encontró sentido a sentir las piernas y al sol en la espalda.

Luego subraya que, entre los pensadores griegos, los cínicos fueron los únicos auténticos caminantes. Y hace un doble subrayado a la idea de “Sentirse ciudadano del mundo” y resalta, del cínico, el desapego, que es lo que le permite serlo.

El desapego, mejor si se aprende pronto, resulta imprescindible cuando eres mayor. Vivir fuera de tu casa, en un ejercicio constante de prescindir, es un buen entrenamiento. Hablamos, mi hermano y yo, mucho de ello y me aplico en su práctica. Eso sí, con la certeza anclada de la amistad y el amor, si es posible.

Cuando hablábamos de andar, por qué y cómo, recurríamos al recuerdo para explicar lo que queríamos, que nunca quedaba claro. El callejeo por Toledo, las travesías por Guadarrama, las emboscadas en cualquier sierra; parecían contener esa sensación de diversión y plenitud a la que Joan Fuster hace referencia cuando aborda la acción de flâner y que concluye que este verbo describe una sensación que está en el recuerdo. Ta vez sea ese el sentido de las notas sobre este libro, activar el recuerdo.

Y si no son suficientes nuestras dos voces para considerar coral este escrito, podemos añadir que el libro Andar, una filosofía me lo regaló David, que El pelegrintge insòlit de Harold Fry me lo regalo Pere, Manel me invitó a que indagara en el Diccionari per a ociosos de Joan Fuster el término flâner. Todos ellos, con quienes hayan llegado hasta el final de esta lectura, yo creo que ya hacemos coro.

Por último, Frédéric Gros, a pesar de que reniega de la relación andar-deporte por su abrupta manifestación mercantil y bárbara, dice —y recoge mi hermano— que “lo que domina en la marcha… es la alegría sencilla de poner a prueba el cuerpo en la actividad más arcaicamente natural”. Rousseau, musa del valor educativo del ejercicio de andar y de lo natural como punto de partida del conocimiento, no lo dijo mejor.

El libro dice mucho más y mejor. Lo mejor es leerlo.

Leer más en https://luis-antolin.blogspot.com/2017/03/andar-no-es-un-deporte-frederic-gros.html

viernes, 10 de marzo de 2017

Andar no es un deporte. Frédéric Gros. Andar. Una filosofía.

Andar es un deporte, depende de cómo se mire.

Frédéric Gros. Andar. Una filosofía. Taurus. 2015. Primera edición 2014

Creía que relacionar andar y deporte iba a ser más fácil que relacionar deporte y viaje. Pero la primera frase del libro que emprendo dice: 

Andar no es un deporte” 

y después, Frédéric Gros, se aplica en explicar sus razones. Para él el deporte es lo que es para la mayoría: lo que la prensa y la televisión dicen. Y eso no le gusta porque incluye mercantilismo, competitividad excesiva, números para explicar el resultado de un juego. 

Y luego dice algo que llama la atención: “Se da siempre esa distinción entre vencedor y vencido, como en la guerra. Hay, entre la guerra y el deporte  un parentesco del que la guerra extrae su honra y el deporte su deshonra…” ¿Cómo los amantes del deporte, nos podemos resignar a esa comparación odiosa?

Me ha traído a la cabeza una pregunta que alguien lanzaba en Facebook sobre las razones del desapego de la mujer con el deporte y recuerdo nuevamente aquel artículo que dediqué a Agustín García Calvo sobre el fervor que los hombres dedican a la guerra y al deporte y la desazón de la mujeres “Perché perché...La domenica mi lasci sempre sola, per andare a vedere la partita di pallone, perché, perché…(Cantada por Rita Pavone 1963).
  
Toda la aproximación, con comparaciones y utilidades, entre el deporte y la guerra, se convierte en distancia de las mujeres. Y cuando hablo de aproximarse, no solo me refiero a la teoría, también al fervor con que en el deporte se defiende como mercancía, fidelidad patriótica o espacio personal.

jueves, 9 de marzo de 2017

¿Es viajar un deporte? Michel Onfray. Teoría del viaje

Viajar, volar, saltar, caminar, escribir.


Intentando volar en 1972
¿Es viajar un deporte? Pues depende de lo que cada uno piense que es deporte. Para mí, que saltar era como una iniciación al vuelo, viaje y deporte se parecen mucho. Lo escribí cuando reflexionaba sobre mi primer viaje en solitario en 1971: “El viaje es una forma de despegar, de vértigo lleno de imágenes, de correr y volar para ver todo desde lejos”.
La lectura de este libro la utilizo como introducción al viaje caminando o al caminar como forma de viajar que es un proyecto que acaricio. Supongo que lo de andar estará más cerca de lo que es deporte que la idea del viaje.
Michel Onfray divide al mundo en sedentarios y nómadas y la historia de la humanidad se puede construir atendiendo a estas dos formas de estar en el mundo. Del nómada dice que es un elemento incontrolable, imposible de seguir. Al menos hasta la llegada de los teléfonos móviles. Y define el viaje como un arte que induce a una ética lúdica. Dice cosas bellísimas de la condición del nómada. Quien se sienta nómada no debería dejar de leer este libro.

domingo, 19 de febrero de 2017

Alexandro Baricco, el fútbol y los bárbaros.




https://es.scribd.com/doc/51122049/Los-Barbaros-Ensayos-sobre-la-mutacion-Alessandro-Baricco

La mutación es la percepción que tenemos de como múltiples aspectos de la cultura que consideramos trascendente están cambiando. Estas modificaciones, a quien ha vivido y se ha ocupado en entender lo que ha vivido, le sumen en el desconcierto. Los bárbaros son los agentes de las mutaciones y la barbarización es la aldea (la cultura) arrasada que queda después de su paso.

Este libro es una “tentativa de pensar escribiendo”. No resulta fácil sacar conclusiones cerradas, ni lo intenta, y debes ser leído levantando los ojos del libro para pensar, como dicen que beben las gallinas: levantando la cabeza para digerir lo bebido.

Centrarse en el análisis que hace del fútbol como paradigma de actividad mutante e invadida requiere, al menos, una precisión teórica más.

Para identificar un comportamiento cultural en mutación debemos describir, en la barbarie, los siguientes acontecimientos:
Ramón Torroja. Lectures suggestives 1931


—Comercialización en auge

—Lenguaje moderno

—Adhesión al modelo americano

—Búsqueda de la espectacularidad

—Innovación tecnológica

—Choque entre el nuevo y el viejo poder

(Phillip Roth se ciñe a este esquema en su excelente novela, ya comentada aquí, La Gran novela americana) 

domingo, 12 de febrero de 2017

Alexandro Barico y un periodista deportivo

 El fútbol no es suyo

Estaba preparando, tras una lectura de Alexandro Barico, una despedida y cierre de esta época del blog, dedicada a lo que dicen y sienten algunos buenos escritores cuando opinan de deporte o sus personajes son deportistas, cuando se me ha cruzado un artículo, análisis lo llama el editor, que se titula “El fútbol no es suyo” y lo escribe José Sámano en El País (10 febrero 2017).

El artículo es un jarro de agua fría para quien guste de deportes participativos y espectáculos divertidos en los que el juego y el jugador sean los protagonistas. Es nefasto para el concepto de deporte y la ética de los ciudadanos. Y además es lioso, la tesis confusa. Solo lo entiendo como una andanada de intereses comerciales de la empresa que lo publica.
Leí el artículo porque no es bueno quedarse dando vueltas a lo que piensas. Sobre todo si sabes que no es lo que piensa la mayoría. Al fin y al cabo, como decía mi amigo Salva: El deporte es eso que tú haces y dices que es deporte. Hay muchos deportes.

Así que lo leí partiendo de una premisa: estoy de acuerdo en que el fútbol no es de Peter Lim, que aparece en la foto que lo ilustra. Pensé que íbamos a estar de acuerdo en que el deporte es patrimonio de los jugadores. Pero no se habla de jugadores.
Entonces ¿de quién es el fútbol?  De los hinchas “referencia esencial” que, tal y como está ahora el futbol, se ven relegados al papel de consumidores y que no tienen ni el consuelo de la pañolada torera (hay otras referencias a los toros en el artículo). Para la hinchada, que de forma generalizada no supera la dotación neuronal de una rata, reivindica el corazón, el alma y la pasión del fútbol.

¡Qué traidora es la pluma! Sin querer se puede
 escribir como hablaba el de la boina
De quien más es el fútbol. “(El fútbol) ha dejado de ser la gran reserva del paisanaje, la vertebración de un pueblo alrededor de su club de fútbol y su sentido de pertenencia”. ¡Redonda le ha quedado! 
Un guiño para los mayores: Piensen en esta frase dicha desde el balcón del Palacio de Oriente de Madrid por un general con voz aflautada. ¿No les suena a reserva espiritual de occidente? Y lo de la vertebración de un pueblo, guiño del franquismo en contra de la noción de la España Invertebrada de Ortega y Gasset.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Del boxeo, de las mujeres y de los hombres. Joyce Carol Oates


Vuelvo sobre el boxeo. Ya lo tenía previsto desde que supe Joyce Carol Oates había escrito sobre este tema. Que sea una mujer quien escribe sobre boxeo es una rareza.

Revista Aire Libre 1925
En el libro dedica un capítulo a la relación de las mujeres con el boxeo. Casi no me atrevo a poner una frase concreta, porque en tema tan manoseado como la igualdad, cualquier desliz puede servir para rasgarse las vestiduras.

El boxeo es una actividad puramente masculina y habita un mundo puramente masculino. Lo cual no quiere…”    Todas las excepciones y aclaraciones que quieras poner y que deberás buscar en la lectura.  Otras ideas: “Una celebración de la perdida religión de la masculinidad…” “Qué los hombres peleen entre sí para determinar la valía (es decir, la masculinidad)  excluye a las mujeres de forma tan absoluta como la experiencia femenina de dar a luz excluye a los hombres. A propósito…” Frases incendiarias para twitear. O se lee, largo y reflexivo, o es peligroso porque lo entiendes con clichés comerciales (de cualquier tipo de comercio de ideas). 
A mí me recuerda las teorías que ya escribí de Agustín García Calvo sobre mujeres y deporte. Y es que en este libro tal vez subyacen claves de esta relación.

lunes, 16 de enero de 2017

El fútbol según Eduardo Galeano 1

  
Recortables
Si al leerlo te engolfas en lo que tiene de épica y nostalgia te puedes perder lo que contiene de reivindicación humana del juego, del esfuerzo sin más sentido que el placer o sentirse bien. Este libro destila pasión uruguaya por el fútbol —“como todos los uruguayos quise ser jugador de fútbol”—.

 Es un libro para disfrutar del bien hacer y el inmejorable escribir. Como en otros libros que mezclan literatura y deporte y que ya hemos comentado: el mejor deporte es el que te da razones para escribir y el que se recuerda por la noche y te hace dormir bien.

 “Yo jugaba bien, era una maravilla, pero sólo de noche, mientras dormía”

Esto del deporte que te hace soñar y te ayuda a dormir ya va siendo recurrente en este blog. Ahora recuerdo los saltos ingrávidos, más parecidos a vuelos que a saltos, con que mi inconsciente me regalaba las noches previas o posteriores a un concurso cuando era saltador de longitud.

He de reconocer que no he leído de un tirón las aproximadamente 150 historias que reúne Galeano. Este, como otros libros suyos es un libro de cabecera, para ir leyendo poco a poco, siempre que no se pierda la perspectiva de estar construyendo una única imagen: la pasión por la vida y el juego.
En cada historia aparece un valor humano, la virtud que sustenta el fútbol (el deporte) y que se refleja en vivencias que exponen la vida y la muerte ligadas a la pasión del juego:

El fútbol según Eduardo Galeano 2


Galeano no es un espectador cualquiera. Se sitúa en la pasión pero no es un forofo. Ya leímos esta forma de amar el deporte en Pasolini, Auster y Coetzee:

El fútbol de antes
“Yo no soy más que un mendigo del buen fútbol… y cuando el buen fútbol ocurre agradezco el milagro sin que me importe un rábano cual es el club o el país que me lo ofrece”

Yo también disfruto así. Ayer vi un trozo del partido de Balonmano entre Francia y Noruega y quede subyugado por la emoción y la cantidad de virtudes humanas —deportivas— de las que disfruté el tiempo que estuve viendo el partido.

Como en otros libros, la lectura de este libro da casi todas las claves de lo que se puede ver cuando se ve deporte. . Yo resumiría  así sus contenidos:

     Estructura y partes del juego: Jugadores, estadios, espectadores, árbitros…

     Sociología y política: la guerra danzada, la publicidad en las camisetas “argolla de esclavos”, el opio de los pueblos, los negros (Uruguay era entonces el único país que tenía negros en su selección” “Europa nunca había visto un negro jugando al fútbol (1924)...se quedó anclado en París. Allí fue errante, bohemio y rey del cabaret... (Andrade) fue negro, sudamericano y pobre, el primer ídolo internacional del fútbol”, la pelota como bandera, una alusión al machismo del fútbol y a la exclusión de las mujeres de la fiesta.

martes, 3 de enero de 2017

Teoría del deporte según P. Auster y J.M. Coetzee. 1 Temario

Temas para pensar el deporte


Entre las curiosidades literarias que nos ayudan a comprender el deporte, tal y como lo entienden los escritores, últimamente leí (tal vez hace dos o cuatro años) de Paul Auster y J.M. Coetzee su correspondencia publicada con el título Aquí y Ahora.
Hablan mucho de literatura y también de deportes. Con más entusiasmo el americano, P. Auster, y dejándose llevar el sudafricano Coetzee. Paul Auster propone un temario de diez puntos para incluir en su correspondencia:
1.    Deporte y agresión.
2.    El deporte como participante o como espectador.
3.    Fenomenología y misterios de la afición.
4 Deportes individuales en contraposición a los de equipo.
5.    El declive del boxeo. La universal indiferencia hacia las marcas de atletismo.
6.    El deporte como drama o narración.
7.    Deportes regidos por cronometro en contraposición a los que no (beisbol o crcket)
8.    Deporte y mercantilismo.
9.    Deporte y nacionalismo
Podría ser el programa de una asignatura de sociología o epistemología del deporte. Paul Auster pretende hablar del deporte como si fuera un fenómeno aislado del mundo y la sociedad. Pero ¿por qué no analizar el deporte como otros comportamientos sociales? Él mismo nos indica un camino posible al denunciar el abuso de la política y el poder:

Teoría del deporte según P. Auster y J.M. Coetzee 2 Ética y estética

Ver deporte. Ética y estética.


Estudio para "tardes de deporte" 
Comienza Coetzee diciendo que la virtud de perder el tiempo viendo deporte es “precisamente eso, porque es una pérdida de tiempo”. Y termina Auster afirmando que “”Te sientes estúpido después de pasar el día viendo deporte”.
En cualquier caso ambos reconocen haber pasado entregados tardes enteras. Coetzee dice que es como el pecado: lo desaprueba pero sucumbe. Auster dice que es un placer… culpable. Y se justifica porque el deporte tiene un hilo narrativo, una expresión artística viva. O porque siente empatía cuando se trata de deportes que prácticó de pequeño.
Y, al hilo de lo narrativo, Coetzee lleva la conversación al mundo de la estética que dice no poder separar de la ética. Y habla de héroes, muy útiles para los niños y adolescentes pero que él ya no necesita. Están de acuerdo en que no van a encontrar ética en el mundo profesional ni, desde luego, un momento de estética a cambio de un resultado favorable. Aunque busquen, en esas tardes de abandono en el sofá al deporte, un momento estético que casi nunca llega.

Paul Auster revuelca su pensamiento en la inutilidad del arte, del esfuerzo estético: la perfección sobria de Federer, los arabescos con que un ebanista adorna un aparador, la persistencia dolorosa del trabajo de una bailarina. Encuentra en el gesto deportivo un reflejo de esa inutilidad privativa del ser humano, que le hace grande.