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lunes, 5 de marzo de 2018

Peter Handke, el deporte y la metáfora





 El deporte en la vida y en la obra de un escritor Peter Handke.


 

Peter Handke. Desgracia impeorable. Alianza tres. 1ª edición 1972.
Peter Handke. El chino del dolor. Alfaguara. 1ª edición 1983.
Peter Handke. La tarde de un escritor. Alfaguara. 1ª edición 1987.
Peter Handke. Historias de niños. Alianza tres. 1ª edición 1981.




Peter Handke escribió El miedo del portero ante el penalti, que no he leído, pero leeré. Sobre todo después de haberme visto sorprendido por la cantidad de figuras literarias relacionadas con el deporte que usa.
En estos libros, Peter Handke no habla de deporte. El deporte, para bien y para mal, es parte de la forma de vida: El espacio que ocupa, la presencia de los deportistas, lo que sucede en el deporte, lo que hace con nosotros y lo que hacemos con él, como suena, como huele. Él lo conoce y lo integra en descripciones y metáforas, con sutileza y la capacidad crítica que tiene a raudales
Lo raro es que los escritores no lo utilicen más a menudo. Si quieres explicar cómo es un lugar, no describas la iglesia, que posiblemente se hizo en el siglo XVIII o antes, describe el campo de fútbol, el rito que en él se oficia, a los fieles y a los oficiantes. Un amigo, de turismo en las ciudades, además visita el campo de fútbol. 

El caso es que estaba embebido en la lectura del primer libros de Handke que cayó en mis manos (El chino del dolor), leyendo y releyendo porque, en cuanto te distraes, te pierdes algo; disfrutando de la capacidad de observación y viendo y viviendo lo que él, escribiendo, se propone que vea y viva; sin saber demasiado bien si entendía con precisión cada párrafo pero seguro de estar en el lugar en el que quería que estuviera, cuando me di cuenta de que en sus paisajes, en sus lugares abundan los lugares deportivos, su luz y su sonido:

Justo detrás de la gran pared luminosa de la sala de tenis…. La sala resonaba con los pelotazos, advertencias y carreras”.
En el campo de fútbol resplandecía la luz de los focos, bajo la que los pájaros revoloteaban”.
Delante de éste se encuentra un campo deportivo… La baca de un coche aún llevaba los esquís
“El umbral de la casa sólo era un simple madero de pino silvestre con un profundo agujero producido por una rama, donde él y sus hermanos habían jugado muchas veces a las canicas mientras llovía.”

También forman parte del paisaje que describe las personas que corren por la calle:

“Desde el amplio campo abierto que comunica con el cementerio surgían cada vez más paseantes o corredores nocturnos.”
“En el punto de mira del desfiladero apareció una corredora, no como una suspensión, sino como un auge del vacío. Ahora era la belleza personificada, con pelo rubio y un chándal que en la oscuridad lucía como el azul una boca de riego."

Para explicar el ambiente de la Alemania de 1938: “Los equipos de fútbol se despedían con el reglamentario Sieg Heil” o “por la radio: 6,40 gimnasia”.

La descripción de los personajes, los sucesos que explican la acción, las sensaciones de un recuerdo, con frecuencia incluyen rasgos deportivos:

“Salí al encuentro de mi hijo, que tenía que estar en el camino de regreso del campo de deportes… así vi caminar a mi hijo bajo el cielo, la bolsa con el balón en la mano…”
“Pues bien, el día del nacimiento del hijo deseado, el adulto se encontraba en un campo de deportes cercano a la clínica.”
“Una visión así atraviesa el vano de una puerta de hormigón descendiendo hasta llegar al césped, aún vacío, de un inmenso estadio, al que, a despecho de la época del año –blancas nubes de vaho en todas las gradas-, la luz de los proyectores hace florecer con un verde jugoso, y donde, al punto, va a hacer su aparición, para celebrar un partido amistoso, un famoso equipo extranjero”.

Revisé lo que ya había leído y encontré imágenes y metáforas a las que no había dado importancia. Luego leí otros libros del mismo autor, los que he reseñado al principio, y seguí anotando, por ejemplo, las veces que utiliza los sucesos del deporte como imagen de las metáforas:

Alegorías gimnásticas de la España fascista y Salesiana

“Seguido de un estruendo parecido  al choque unos palos de hockey.”
“En este caso el umbral tiene algo del trampolín de un deportista que salta.”
“Como la señal de” proseguir el juego” de un árbitro experto (que es alguien muy de este mundo.”
“El hombre avanza a paso gimnástico, como antiguamente hacían moverse los historiadores a las figuras a punto de tomar una decisión.”
“… y el perro dando vueltas a la puerta, enseñando la dentadura como un boxeador su goma protectora.”
“Los movimientos que uno llevaba a cabo en este trabajo, debido a la concienciación de que al mismo tiempo los estaban realizando otros seres, se ensamblaban formando un ritmo deportivo“



Que alcanzar la cima de una montaña sea la imagen de la libertad lo nombra cuando quiere explicar las alegorías didácticas que utilizaba el fascismo como eslogan.
Posiblemente la metáfora que más me gusta sea cuando dice:
 “Mi actuación me dejó satisfecho… No fue de ningún modo una actuación, sino una reacción en el único momento posible, comparable al salto o lanzamiento de un deportista que por una vez tienen la certeza: ahora o ya nunca jamás”

Un jugador que se suspende en el aire, por ejemplo, con el brazo armado para lanzar una pelota a una portería, un aro o para rematar de cabeza un balón, no tiene marcha atrás y está abocado a terminar la acción y a ser juzgado por el resultado de su decisión. 

Mis mejores maestros en algún momento me alertaron sobre el salto como decisión técnica, de la irreversible pérdida de contacto con el suelo. Carlos Álvarez me insistía: no te despegues del suelo hasta que no hayas agotado todos tus recursos para impulsarte, ya en el aire no te puedes impulsar más. Recuerdo a Le Boulch dirigiendo una clase de baloncesto: ¿Por qué saltas para coger la pelota? No es necesario y reduces el número de posibilidades para tu actuación posterior. Mantén el contacto con el suelo siempre que puedas.
Todo eso que aprendí para la técnica deportiva pensé que valía para la vida.
  
John Carlos, Tommie Smit Peter Norman 1968
 Foto de Angelo Cozzi
Peter Handke usa la imagen del deporte en sus composiciones literaria, pero también opina sobre el deporte y de sus opiniones sabemos un poco más del pensamiento crítico del escritor:

“En su centro se encuentra el estadio de fútbol donde juega el equipo que antes se llamaba “Austria” y que ahora, como todos los clubs austriacos, lleva el nombre de la empresa que la que los jugadores perciben su dinero”

¿Y dónde estaban los vencedores olímpicos que merecieran algo más que un par de bravos, un gallardete y un toque de honor? 

Este párrafo aparece cuando se pregunta  quien merece el honor de ser inmortalizado por la literatura. ¿Hay muchos atletas  que después del aplauso merezcan algo más? A mí se me ocurren algunos. Por ejemplo los de la foto (más de 25.000.000.000 de visitas en internet).



Me gusta como explica lo que es el juego y el deporte para los jugadores: “Una tierra sin poder legislativo, sino reglas de juego…” Esta característica del juego ya la vimos en una entrada anterior. El juego y el deporte como un terreno de desconexión, un momento en el que los propietarios de la norma son los jugadores y por eso su atractivo que se desvirtúa por el dinero y la fama.

No he reseñado en que libro aparece cada uno de los párrafos. Esto no es un artículo erudito. Si lo quieres saber tendrás que leerte el libro entero. Son cortitos y saldrás ganando.


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